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Comentarios sobre "Crónica de una muerte anunciada" de Gabriel Garcia Marquez

Crónica de una muerte anunciada


Crónica de una muerte anunciada es una novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, publicada por primera vez en 1981. Fue incluida en la lista de las 100 mejores novelas en español del siglo XX del periódico español El Mundo.1​

La novela representó un acercamiento entre lo periodístico, lo narrativo, y una aproximación a la novela policial. La historia contada se inspira en un suceso real, ocurrido en 1951 en el Municipio de Sucre, ubicado al sur del Departamento de Sucre, en Colombia, del que el autor tomó la acción central (el crimen), los protagonistas, el escenario y las circunstancias, alterándolo narrativamente, pero sin descuidar nunca los datos y las precisiones obligadas en toda crónica periodística.2​

Argumento
En un pequeño y aislado pueblo en la costa del Caribe, se casan Bayardo San Román, un hombre rico y recién llegado, y Ángela Vicario. Al celebrar su boda, los recién casados se van a su nueva casa, y allí Bayardo descubre que su esposa no es virgen. Inmediatamente, Bayardo devuelve a Ángela Vicario a la casa de sus padres donde es golpeada por su madre e interrogada por sus hermanos, Ángela culpará a Santiago Nasar, un vecino del pueblo.

Los hermanos Vicario –Pedro y Pablo–, obligados por la defensa del honor familiar, anuncian a la mayoría del pueblo que matarían a Santiago Nasar. Este no se entera, sino minutos antes de morir. Los hermanos matan a cuchillazos a Santiago, después de pensarlo en varias ocasiones, en la puerta de su casa, a la vista de la gente que no hizo o no pudo hacer nada para evitarlo. Pasados 27 años, el amigo de Santiago (el narrador) reconstruye los hechos, de los que él fue testigo, en forma de crónica, combinando narración y testimonios.

Años después, Ángela Vicario estaría escribiendo cada día a Bayardo, primero formalmente, después con cartas de joven enamorada y, al final, fingiendo enfermedades. Así, Bayardo vuelve 17 años después, claramente desmejorado y con todas las cartas sin abrir.

Técnica narrativa
La novela se presenta como la reconstrucción de una historia: un narrador en primera persona y testigo de algunos hechos asume, años después del amargo suceso, la función del investigador para reconstruir la historia mediante informes, cartas, testimonios diversos y su memoria (pues él mismo estuvo en el pueblo el día de la boda). El punto de vista desde el que se narra la historia es cambiante, hay multi-perspectivismo, en tanto que la visión de los hechos se presenta no solo desde el punto de vista del narrador, sino también de los demás personajes (protagonistas y testigos de los hechos). A veces coinciden, pero en otras ocasiones se contradicen; la historia se presenta, entonces, como ambigua, llena de dudas, sobre todo en lo que se refiere a quién 'deshonró' a Ángela o, por ejemplo, el clima del día, que varía de ser lluvioso y nublado a ser de un soleado cegador, según los testimonios.

El narrador presenta la historia dividida en cinco partes (cada una de las cuales desarrolla temas concretos y gira alrededor de los diferentes protagonistas) alterando la ordenación de los hechos y su ordenación temporal. El tiempo fluye de forma alineal, circular y caótico, consiguiéndose a través de anticipaciones, retrocesos, reiteraciones, superposiciones, elipsis, etc. El resultado es una especie de 'rompecabezas'. La novela presenta una estructura cerrado-circular: la muerte de Santiago a manos de los Vicario, anunciada súbitamente en las primeras líneas, es el motivo narrativo que, con pormenorizado y macabro tratamiento, cierra también la historia. La novela presenta abundantes diálogos (fragmentarios y breves, y en estilo directo normalmente, con lo que se logra cortar el ritmo narrativo, introduciendo variedad en la narración y en el estilo) y fragmentos descriptivos (de objetos, personajes, escenarios, ambientes). Lo estrictamente narrativo se reduce a pasajes breves, recurrentes, que, en muchas ocasiones, están enmarcados dentro de descripciones.

Estilo narrativo
Oscila entre el uso de la lengua oral, en un registro coloquial o familiar, y el uso de la lengua escrita, en un registro culto-literario, con fuerte retoricismo y con matices de , humor, fantasía, sensualismo, etc.

Se percibe claramente la influencia del género periodístico, visible ya desde el propio título ("crónica").

Hay un gran número de personajes enmarcados en los hechos, característica recurrente en las obras de Gabriel García Márquez. Esto permite a la historia dotarse de las múltiples perspectivas, de los diversos testimonios y de juicios de valor que nutren la trama. La narración manifiesta un claro gusto por el detalle y por la puntualización de todos los pormenores.

El realismo mágico se observa en el gusto por insertar lo extraordinario dentro de la normalidad de lo cotidiano. Se aprecia en la forma en que el olor de Santiago Nasar permaneció en los gemelos Vicario días después de muerto, la aparición de un "pájaro fluorescente", una especie de ánima sobre la iglesia del pueblo; la mención del alma de Yolanda de Xius quien se dice está haciendo todo lo posible para recuperar sus cachivaches y su casa de muerte.

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Cr%C3%B3nica_de_una_muerte_anunciada

En este link encontrarás puntos claves del libro y actividades para hacer

http://www.willamette.edu/~mblanco/ggm/


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Isabel Allende y la casa de los espíritus

¿Quién fue Isabel Allende?

Isabel Angélica Allende Llona (Lima, 2 de agosto de 1942)4​ es una escritora chilena. Desde 2004 es miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras.5​ Obtuvo el Premio Nacional de Literatura de Chile en 2010.

Autora superventas, la venta total de sus libros alcanza 73 millones de ejemplares y sus obras han sido traducidas a 42 idiomas.6​ Es considerada como la escritora viva más leída del mundo de la lengua española.

Familia
Hija de los diplomáticos Tomás Allende Pesce, primo hermano de Salvador Allende, presidente de Chile entre 1970-1973 (en algunas publicaciones se les cita erróneamente como hermanos) 8​9​ y de Francisca Llona Barros.8​ Nació en Lima mientras su padre ejercía como secretario de la embajada de Chile en Perú y es la mayor de los tres hijos del matrimonio (sus hermanos menores son Juan y Francisco).8​10​ Isabel Allende tiene ascendencia española (vasca) por parte paterna, y portuguesa y española (vasca y castellana) por parte materna.10​

Sus padres se separaron en 1945, y su madre retornó con Isabel y sus dos hermanos a Chile, donde vivió desde 1946 hasta 1953. Ese año su madre contrajo matrimonio con el diplomático Ramón Huidobro Domínguez –el «Tío Ramón»–,11​ quien entre 1953 y 1958 fue destinado a Bolivia, donde Isabel asistió a una escuela estadounidense en La Paz, y al Líbano, donde estudió en un colegio privado inglés.

Matrimonios e hijos
Al volver a Chile en 1959 se reencontró con Miguel Frías, con quien se casó cuatro años más tarde. La pareja tuvo dos hijos: Paula (1963-1992) y Nicolás (1967), ambos nacidos en Santiago.

Debido al golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 contra Salvador Allende y del advenimiento de la dictadura, huyeron de Chile en 1975. Allende y su familia se exiliaron en Venezuela, donde vivieron hasta 1988.

Los viajes constantes que emprendió promocionando sus libros hicieron que su matrimonio con Frías llegara a término. Divorciada de su esposo, se casó con el abogado Willie Gordon el 7 de julio de 1988 en San Francisco. En 2015, después de 27 años, se separaron.6​ Gordon falleció el 17 de marzo de 2019 a los 82 años.12​13​ Desde 1988 vive en Estados Unidos y es ciudadana de ese país desde 2003.

Vida pública
Desde 1959 hasta 1965 trabajó en la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en Santiago de Chile. Durante los años siguientes, pasó largas temporadas en Europa, residiendo especialmente en Bruselas y Suiza.

A partir de 1967 tomó parte en la redacción de la revista Paula, al tiempo que publicó una gran cantidad de artículos sobre diversos temas. Posteriormente, realizó colaboraciones para la revista infantil Mampato, de la que fue directora suplente entre 1973 y 1974, y publicó dos cuentos para niños (La abuela Panchita y Lauchas y lauchones, ratas y ratones) y una colección de artículos titulada Civilice a su troglodita. Además, trabajó en dos canales de televisión chilenos.

A principios de los años 1970 incursionó en la dramaturgia. Su obra de teatro El embajador se estrenó en 1971 y en 1973, La balada del medio pelo y Yo soy la Tránsito Soto. Finalmente, poco antes de abandonar el país, se estrenó Los siete espejos.14​

Allende permaneció en Venezuela durante trece años, y allí trabajó en el diario El Nacional de Caracas y en una escuela secundaria hasta 1982, cuando publicó La casa de los espíritus. Esta primera novela suya, y la más conocida, nació de una carta que había comenzado a escribirle a su abuelo en 1981, cuando este tenía 99 años y estaba al punto de morirse. Esta obra fue adaptada al cine y en octubre de 1993 se estrenó en Múnich producida por Bernd Eichinger y dirigida por Billie August. Además fueron vendidos más de 51 millones de ejemplares y la obra fue traducida en más de 27 idiomas.15​ La segunda novela, De amor y de sombra (1984) se convirtió también en otro gran éxito y fue llevada asimismo a la pantalla grande en 1994 por la cineasta venezolana Betty Kaplan.16​ En ambas novelas aborda el tema de la dictadura, ayudada por las propias experiencias de la autora.

En 1988 viajó a Chile para votar en el plebiscito de octubre, que perdió Pinochet y que condujo, al año siguiente, a elecciones que ganó la oposición, agrupada en la Concertación. En 1990, con el retorno de la democracia en Chile, fue distinguida con la Orden al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral por el presidente Patricio Aylwin.

A los 28 años de edad, su hija Paula murió en 1992, por una porfiria que la dejó en coma en una clínica de Madrid. La dolorosa experiencia la impulsó a escribir Paula, libro autobiográfico epistolar publicado en 1994 donde relata cómo fueron su niñez y juventud hasta llegar a la época del exilio. Dos años después, fundó The Isabel Allende Foundation, en homenaje a su hija, quien había trabajado de voluntaria en comunidades marginales (en Venezuela y España) como educadora y psicóloga.17​

Desde 1988 ha residido en San Rafael (California),18​ pero, normalmente, trabaja en una casa de Sausalito, unos kilómetros más al sur, donde ha escrito muchas de sus novelas.6​ Ha sido distinguida en la Academia de Artes y Letras de Estados Unidos y su lema es «Dejen volar su imaginación y escriban lo necesario». En mayo de 2007, se le hizo entrega del doctor honoris causa por la Universidad de Trento (Italia) en «lingue e letterature moderne euroamericane».

En septiembre de 2010, fue distinguida con el Premio Nacional de Literatura de Chile19​ por «la excelencia y aporte de su obra a la literatura, la que ha concitado atención en Chile y en el extranjero, y también ha sido reconocida por múltiples distinciones y ha revalorizado el papel del lector». La votación, como era de esperar por la polémica que le había precedido,20​ no fue unánime (tres votos contra dos).21​ Isabel Allende se convirtió en la cuarta mujer en recibir este galardón, antecedida por Gabriela Mistral (1951), Marta Brunet (1961) y Marcela Paz (1982).19​

Al año siguiente, recibió el Premio Hans Christian Andersen de Literatura por sus cualidades como narradora mágica y su talento para «hechizar» al público, sucediendo a otra mujer, la británica J.K. Rowling, que ganó la primera edición de este galardón que desde 2010 se entrega en Odense, ciudad natal del famoso escritor danés.22​


House of the Spirits


http://www.enotes.com/house-spirits

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La casa de los espíritus (The House of the Spirits) es una película dramática de 1993 protagonizada por Jeremy Irons, Meryl Streep, Glenn Close, Winona Ryder y Antonio Banderas. El reparto incluye a Vanessa Redgrave, María Conchita Alonso, Armin Mueller-Stahl y Jan Niklas. Fue dirigida por Bille August y está basada en la novela La casa de los espíritus, de la escritora chilena Isabel Allende.1

La película se filmó en Dinamarca, pero algunas escenas tienen lugar en Lisboa y Alentejo, Portugal.

fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/La_casa_de_los_esp%C3%ADritus_(pel%C3%ADcula)

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THE CONTINUITY OF PARKS BY JULIO CORTÁZAR

THE CONTINUITY OF PARKS
BY JULIO CORTÁZAR


HE HAD BEGUN TO READ THE NOVEL a few days before. He had
put it aside because of some urgent business, opened it again on
his way back to the estate by train; he allowed himself a slowly
growing interest in the plot, in the drawing of characters. That afternoon,
after writing a letter to his agent and discussing with the manager of his
estate a matter of joint ownership, he returned to the book in the
tranquility of his study which looked out upon the park with its oaks.
Sprawled in his favorite armchair, with his back to the door, which would
otherwise have bothered him as an irritating possibility for intrusions, he
let his left hand caress once and again the green velvet upholstery and set to
reading the final chapters. Without effort his memory retained the names
and images of the protagonists; the illusion took hold of him almost at
once. He tasted the almost perverse pleasure of disengaging himself line by
line from all that surrounded him, and feeling at the same time that his
head was relaxing comfortably against the green velvet of the armchair
with its high back, that the cigarettes were still within reach of his hand,
that beyond the great windows the afternoon air danced under the oak
trees in the park. Word by word, immersed in the sordid dilemma of the
hero and heroine, letting himself go toward where the images came
together and took on color and movement, he was witness to the final
encounter in the mountain cabin. The woman arrived first, apprehensive;
now the lover came in, his face cut by the backlash of a branch. Admirably
she stanched the blood with her kisses, but he rebuffed her caresses, he had
H
2
not come to repeat the ceremonies of a secret passion, protected by a world
of dry leaves and furtive paths through the forest. The dagger warmed
itself against his chest, and underneath pounded liberty, ready to spring. A
lustful, yearning dialogue raced down the pages like a rivulet of snakes, and
one felt it had all been decided from eternity. Even those caresses which
writhed about the lover's body, as though wishing to keep him there, to
dissuade him from it, sketched abominably the figure of that other body it
was necessary to destroy. Nothing had been forgotten: alibis, unforeseen
hazards, possible mistakes. From this hour on, each instant had its use
minutely assigned. The cold-blooded, double re-examination of the details
was barely interrupted for a hand to caress a cheek. It was beginning to get
dark.
Without looking at each other now, rigidly fixed upon the task which
awaited them, they separated at the cabin door. She was to follow the trail
that led north. On the path leading in the opposite direction, he turned for
a moment to watch her running with her hair let loose. He ran in turn,
crouching among the trees and hedges until he could distinguish in the
yellowish fog of dusk the avenue of trees leading up to the house. The dogs
were not supposed to bark, and they did not bark. The estate manager
would not be there at this hour, and he was not. He went up the three
porch steps and entered. Through the blood galloping in his ears came the
woman's words: first a blue parlor, then a gallery, then a carpeted
stairway. At the top, two doors. No one in the first bedroom, no one in
the second. The door of the salon, and then the knife in his hand, the light
from the great windows, the high back of an armchair covered in green
velvet, the head of the man in the chair reading a novel.

Fuente: https://deterciopeloverde.wordpress.com/2011/12/07/la-continuidad-de-los-parques/

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Die Fiktion in der Fiktion anhand des Werkes La continuidad de los parques von Julio Cortázar: Modularbeit in Spanischer Literaturwissenschaft Pasta blanda – 26 julio 2017

Un día de estos, Gabriel García Marquez



One of These Days
by Gabriel Garcia Marquez (1928-____ )

Monday dawned warm and rainless. Aurelio Escovar, a dentist without a degree, and a very early riser, opened his office at six. He took some false teeth, still mounted in their plaster mold, out of the glass case and put on the table a fistful of instruments which he arranged in size order, as if they were on display. He wore a collarless striped shirt, closed at the neck with a golden stud, and pants held up by suspenders He was erect and skinny, with a look that rarely corresponded to the situation, the way deaf people have of looking.
When he had things arranged on the table, he pulled the drill toward the dental chair and sat down to polish the false teeth. He seemed not to be thinking about what he was doing, but worked steadily, pumping the drill with his feet, even when he didn't need it.
After eight he stopped for a while to look at the sky through the window, and he saw two pensive buzzards who were drying themselves in the sun on the ridgepole of the house next door. He went on working with the idea that before lunch it would rain again. The shrill voice of his elevenyear-old son interrupted his concentration.
"Papa."
"What?"
"The Mayor wants to know if you'll pull his tooth."
"Tell him I'm not here."
He was polishing a gold tooth. He held it at arm's length, and examined it with his eyes half closed. His son shouted again from the little waiting room.
"He says you are, too, because he can hear you."
The dentist kept examining the tooth. Only when he had put it on the table with the finished work did he say:
"So much the better."
He operated the drill again. He took several pieces of a bridge out of a cardboard box where he kept the things he still had to do and began to polish the gold.
"Papa."
"What?"
He still hadn't changed his expression.
"He says if you don't take out his tooth, he'll shoot you."
Without hurrying, with an extremely tranquil movement, he stopped pedaling the drill, pushed it away from the chair, and pulled the lower drawer of the table all the way out. There was a revolver. "O.K.," he said. "Tell him to come and shoot me."
He rolled the chair over opposite the door, his hand resting on the edge of the drawer. The Mayor appeared at the door. He had shaved the left side of his face, but the other side, swollen and in pain, had a five-day-old beard. The dentist saw many nights of desperation in his dull eyes. He closed the drawer with his fingertips and said softly:
"Sit down."
"Good morning," said the Mayor.
"Morning," said the dentist.
While the instruments were boiling, the Mayor leaned his skull on the headrest of the chair and felt better. His breath was icy. It was a poor office: an old wooden chair, the pedal drill, a glass case with ceramic bottles. Opposite the chair was a window with a shoulder-high cloth curtain. When he felt the dentist approach, the Mayor braced his heels and opened his mouth.
Aurelio Escovar turned his head toward the light. After inspecting the infected tooth, he closed the Mayor's jaw with a cautious pressure of his fingers.
"It has to be without anesthesia," he said.
"Why?"
"Because you have an abscess."
The Mayor looked him in the eye. "All right," he said, and tried to smile. The dentist did not return the smile. He brought the basin of sterilized instruments to the worktable and took them out of the water with a pair of cold tweezers, still without hurrying. Then he pushed the spittoon with the tip of his shoe, and went to wash his hands in the washbasin. He did all this without looking at the Mayor. But the Mayor didn't take his eyes off him.
It was a lower wisdom tooth. The dentist spread his feet and grasped the tooth with the hot forceps. The Mayor seized the arms of the chair, braced his feet with all his strength, and felt an icy void in his kidneys, but didn't make a sound. The dentist moved only his wrist. Without rancor, rather with a bitter tenderness, he said:
"Now you'll pay for our twenty dead men."
The Mayor felt the crunch of bones in his jaw, and his eyes filled with tears. But he didn't breathe until he felt the tooth come out. Then he saw it through his tears. It seemed so foreign to his pain that he failed to understand his torture of the five previous nights.
Bent over the spittoon, sweating, panting, he unbuttoned his tunic and reached for the handkerchief in his pants pocket. The dentist gave him a clean cloth.
"Dry your tears," he said.
The Mayor did. He was trembling. While the dentist washed his hands, he saw the crumbling ceiling and a dusty spider web with spider's eggs and dead insects. The dentist returned, drying his hands. "Go to bed," he said, "and gargle with salt water." The Mayor stood up, said goodbye with a casual military salute, and walked toward the door, stretching his legs, without buttoning up his tunic.
"Send the bill," he said.
"To you or the town?"
The Mayor didn't look at him. He closed the door and said through the screen:
"It's the same damn thing."


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Eclipse de Augusto Monterroso


                                                            
El eclipse
[Cuento. Texto completo]
Augusto Monterroso

Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.

Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.

Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.

Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.

-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.

Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.

Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.

Obtenido en 
https://ciudadseva.com/texto/el-eclipse/

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Mucho gusto, por Mario Benedetti





Mucho gusto


Se habían encontrado en la barra de un bar, cada uno frente a una jarra de cerveza, y habían empezado a conversar al principio, como es lo normal, sobre el tiempo y la crisis, luego, de temas varios, y no siempre racionalmente encadenados.
Al parecer, el flaco era escritor, el otro, un señor cualquiera. No bien supo que el flaco era literato, el señor cualquiera, empezó a elogiar la condición de artista, eso que llamaba el sencillo privilegio de poder escribir.
- No crea que es algo tan estupendo -dijo el Flaco-, también a momentos de profundo desamparo en lo que se llaga a la conclusión de que todo lo que se ha escrito es una basura; probablemente no lo sea, pero uno así lo cree. 

Sin ir más lejos, no hace mucho, junté todos mis inéditos, o sea un trabajo de varios años, llamé a mi mejor amigo y le dije: Mira, esto no sirve, pero comprenderás que para mi es demasiado doloroso destruirlo, así que hazme un favor; quémalos; júrame que lo vas a quemar y me lo juró.

El señor cualquiera quedó muy impresionado ante aquel gesto autocrítico, pero no se atrevió a hacer ningún comentario. Tras un buen rato de silencio, se rascó la nuca y empinó la jarra de cerveza. 

- Oiga, don -dijo sin pestañear-, hace rato que hemos hablado y ni siquiera nos hemos presentado, mi nombre es Ernesto Chavez, viajante de comercio y le tendió la mano.- Mucho gusto -dijo el otro, oprimiéndola con sus dedos huesudos-, Franz Kafka para servirle.

Fuente : https://ciudadseva.com/texto/mucho-gusto/

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