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Una carta a Dios por Gregorio Lopez y Fuentes

Una carta a Dios[Cuento. Texto completo.]Gregorio López y Fuentes
La casa -única en todo el valle- estaba subida en uno de esos cerros truncados que, a manera de pirámides rudimentarias, dejaron algunas tribus al continuar sus peregrinaciones... Entre las matas del maíz, el frijol con su florecilla morada, promesa inequívoca de una buena cosecha.Lo único que estaba haciendo falta a la tierra era una lluvia, cuando menos un fuerte aguacero, de esos que forman charcos entre los surcos. Dudar de que llovería hubiera sido lo mismo que dejar de creer en la experiencia de quienes, por tradición, enseñaron a sembrar en determinado día del año.
Durante la mañana, Lencho -conocedor del campo, apegado a las viejas costumbres y creyente a puño cerrado- no había hecho más que examinar el cielo por el rumbo del noreste.
-Ahora sí que se viene el agua, vieja.
Y la vieja, que preparaba la comida, le respondió:
-Dios lo quiera.
Los muchachos más grandes limpiaban de hierba la siembra, mientras que los más pequeños correteaban cerca de la casa, hasta que la mujer les gritó a todos:
-Vengan que les voy a dar en la boca...
Fue en el curso de la comida cuando, como lo había asegurado Lencho, comenzaron a caer gruesas gotas de lluvia. Por el noreste se veían avanzar grandes montañas de nubes. El aire olía a jarro nuevo.
-Hagan de cuenta, muchachos -exclamaba el hombre mientras sentía la fruición de mojarse con el pretexto de recoger algunos enseres olvidados sobre una cerca de piedra-, que no son gotas de agua las que están cayendo: son monedas nuevas: las gotas grandes son de a diez y las gotas chicas son de a cinco...
Y dejaba pasear sus ojos satisfechos por la milpa a punto de jilotear, adornada con las hileras frondosas del frijol, y entonces toda ella cubierta por la transparente cortina de la lluvia. Pero, de pronto, comenzó a soplar un fuerte viento y con las gotas de agua comenzaron a caer granizos tan grandes como bellotas. Esos sí que parecían monedas de plata nueva. Los muchachos, exponiéndose a la lluvia, correteaban y recogían las perlas heladas de mayor tamaño.
-Esto sí que está muy malo -exclamaba el hombre- ojalá que pase pronto...
No pasó pronto. Durante una hora, el granizo apedreó la casa, la huerta, el monte, la milpa y todo el valle. El campo estaba tan blanco que parecía una salina. Los árboles, deshojados. El maíz, hecho pedazos.
El frijol, sin una flor. Lencho, con el alma llena de tribulaciones.
Pasada la tormenta, en medio de los surcos, decía a sus hijos:
-Más hubiera dejado una nube de langosta... El granizo no ha dejado nada: ni una sola mata de maíz dará una mazorca, ni una mata de frijol dará una vaina...
La noche fue de lamentaciones:
-¡Todo nuestro trabajo, perdido!
-¡Y ni a quién acudir!
-Este año pasaremos hambre...
Pero muy en el fondo espiritual de cuantos convivían bajo aquella casa solitaria en mitad del valle, había una esperanza: la ayuda de Dios.
-No te mortifiques tanto, aunque el mal es muy grande. ¡Recuerda que nadie se muere de hambre!
-Eso dicen: nadie se muere de hambre...
Y mientras llegaba el amanecer, Lencho pensó mucho en lo que había visto en la iglesia del pueblo los domingos: un triángulo y dentro del triángulo un ojo, un ojo que parecía muy grande, un ojo que, según le habían explicado, lo mira todo, hasta lo que está en el fondo de las conciencias.
Lencho era hombre rudo y él mismo solía decir que el campo embrutece, pero no lo era tanto que no supiera escribir. Ya con la luz del día y aprovechando la circunstancia de que era domingo, después de haberse afirmado en su idea de que sí hay quien vele por todos, se puso a escribir una carta que él mismo llevaría al pueblo para echarla al correo.
Era nada menos que una carta a Dios.
“Dios -escribió-, si no me ayudas pasaré hambre con todos los míos, durante este año: necesito cien pesos para volver a sembrar y vivir mientras viene la otra cosecha, pues el granizo...”
Rotuló el sobre “A Dios”, metió el pliego y, aún preocupado, se dirigió al pueblo. Ya en la oficina de correos, le puso un timbre a la carta y echó esta en el buzón.
Un empleado, que era cartero y todo en la oficina de correos, llegó riendo con toda la boca ante su jefe: le mostraba nada menos que la carta dirigida a Dios. Nunca en su existencia de repartidor había conocido ese domicilio. El jefe de la oficina -gordo y bonachón- también se puso a reír, pero bien pronto se le plegó el entrecejo y, mientras daba golpecitos en su mesa con la carta, comentaba:
-¡La fe! ¡Quién tuviera la fe de quien escribió esta carta! ¡Creer como él cree! ¡Esperar con la confianza con que él sabe esperar! ¡Sostener correspondencia con Dios!
Y, para no defraudar aquel tesoro de fe, descubierto a través de una carta que no podía ser entregada, el jefe postal concibió una idea: contestar la carta. Pero una vez abierta, se vio que contestar necesitaba algo más que buena voluntad, tinta y papel. No por ello se dio por vencido: exigió a su empleado una dádiva, él puso parte de su sueldo y a varias personas les pidió su óbolo “para una obra piadosa”.
Fue imposible para él reunir los cien pesos solicitados por Lencho, y se conformó con enviar al campesino cuando menos lo que había reunido: algo más que la mitad. Puso los billetes en un sobre dirigido a Lencho y con ellos un pliego que no tenía más que una palabra a manera de firma: DIOS.
Al siguiente domingo Lencho llegó a preguntar, más temprano que de costumbre, si había alguna carta para él. Fue el mismo repartidor quien le hizo entrega de la carta, mientras que el jefe, con la alegría de quien ha hecho una buena acción, espiaba a través de un vidrio raspado, desde su despacho.
Lencho no mostró la menor sorpresa al ver los billetes -tanta era su seguridad-, pero hizo un gesto de cólera al contar el dinero... ¡Dios no podía haberse equivocado, ni negar lo que se le había pedido!
Inmediatamente, Lencho se acercó a la ventanilla para pedir papel y tinta. En la mesa destinada al público, se puso a escribir, arrugando mucho la frente a causa del esfuerzo que hacía para dar forma legible a sus ideas. Al terminar, fue a pedir un timbre el cual mojó con la lengua y luego aseguró de un puñetazo.
En cuanto la carta cayó al buzón, el jefe de correos fue a recogerla. Decía:
“Dios: Del dinero que te pedí, solo llegaron a mis manos sesenta pesos. Mándame el resto, que me hace mucha falta; pero no me lo mandes por conducto de la oficina de correos, porque los empleados son muy ladrones. Lencho”.
FIN
Cuentos campesinos de México, 1940

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Pedro Paramo de Juan Rulfo

¿De qué trata Pedro Paramo?


"Pedro Páramo" es una novela escrita por el autor mexicano Juan Rulfo, publicada originalmente en 1955. Es una obra de gran importancia literaria, no solo en la literatura mexicana, sino también en la literatura universal.

La novela cuenta la historia de Juan Preciado, quien regresa a su pueblo natal, Comala, después de la muerte de su madre. Su objetivo es encontrar a su padre, Pedro Páramo, pero pronto descubre que Comala está deshabitada y llena de fantasmas. A través de flashbacks y diálogos con los fantasmas, Juan va descubriendo la vida y la personalidad de Pedro Páramo, y su propia conexión con él.

La narrativa de la novela es impresionante, con un estilo poético y una estructura fragmentada que hace que sea un tanto difícil de seguir. Sin embargo, esta estructura fragmentada es esencial para la trama, ya que refleja la naturaleza fragmentada de la vida de los personajes y la atmósfera surrealista del pueblo de Comala.

La prosa de Rulfo es hermosa y evocadora, y su habilidad para crear una atmósfera oscura y misteriosa es impresionante. La novela también trata temas profundos como el amor, la muerte, la venganza y la soledad, que son explorados a través de los personajes y su interacción.

En resumen, "Pedro Páramo" es una novela de gran importancia literaria, que ha sido reconocida como una de las obras maestras de la literatura mexicana. Es una obra compleja y desafiante, pero a la vez hermosa y evocadora, que invita al lector a reflexionar sobre la naturaleza humana y la condición humana. Recomendaría este libro a cualquier persona interesada en la literatura latinoamericana o en la literatura en general.


¿Quién fue Norberto Fuentes ? el capitan descalzo

Norberto Fuentes el periodista que hizo la biografía no autorizada de Fiedel Castro


Norberto Fuentes (La Habana, Cuba, 1943). Escritor y periodista cubano. Su obra, La autobiografía de Fidel Castro, compuesta de dos volúmenes, revela las intimidades y el pensamiento del líder de la Revolución Cubana. 
Fuentes obtuvo una licenciatura en Literatura Hispanoamericana en la Universidad de La Habana. Trabajó en los periódicos Hoy y Granma, y en las publicaciones Mella y Cuba (luego llamada Cuba Internacional). Se dio a conocer en su país de origen con su libro de cuentosCondenados de Condado, obra por la que fue galardonado, en el año 1968, con el premio de Casa de las Américas. 

Caso Padilla
En 1971 fue uno de los protagonistas del caso Padilla, al ser acusado, junto con otros escritores, el 29 de abril por su amigo Heberto Padilla —que había pasado 37 días detenido por "actividades subversivas"— durante su autocrítica pública en una reunión de la oficialidad castrista celebrada en la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.1​

Fuentes fue el único que no se autoinculpó y, al tomar la palabra aquella noche, dijo: "Yo soy un revolucionario. (...) Heberto dijo que todas las personas que él había mencionado habían tenido actitudes contrarrevolucionarias. Heberto, yo no he tenido actitudes contrarrevolucionarias".

Acercamiento al poder
A mediados de la década de 1970 y durante siete años, Fuentes se abocó a la tarea de escribir Hemingway en Cuba, que con prólogo de Gabriel García Márquez, apareció en 1984. Este libro fue la llave para entrar a los círculos más altos del poder cubano, el de los hermanos Fidel y Raúl Castro, y convertirse en el escritor favorito del régimen.

En forma paralela comienza a viajar a Angola, acompañando a las tropas cubanas desplegadas en ese país. Fruto de esa experiencia escribe El último santuario y recibe las medallas de Combatiente Internacionalista de Primera Clase y la de Servicio Distinguido de las Fuerza Armadas Revolucionarias. En el transcurso de 1988, acompañó a la delegación cubana que negoció los acuerdos de paz del África Austral, junto con los gobiernos de Angola, Sudáfrica, Estados Unidos y Unión Soviética.

Exilio
Se alejó del poder en 1989 tras la llamada «Causa Número 1» (un proceso por supuestos tráfico de drogas y corrupción), que terminó con el fusilamiento de su amigo, el coronel del Ministerio del Interior Antonio de la Guardia, y del general Arnaldo Ochoa Sánchez (fue arrestado en el proceso).2​ En 1993 intentó escapar de la isla en balsa, pero fue detenido. Al año siguiente —después de una huelga de hambre— logró salir de Cuba gracias a la intervención directa de Gabriel García Márquez, William Kennedy, Carlos Salinas de Gortari y Felipe González y desde entonces reside Estados Unidos, en Miami y Virginia.

Su biografía novelada La autobiografía de Fidel Castro, compuesta de dos volúmenes, revela las intimidades y el pensamiento del líder de la Revolución Cubana.

Diversos medios de América Latina y Europa publican sus artículos.

Obtenido de 
http://www.compartelibros.com/autor/norberto-fuentes/1
Fuente
https://es.wikipedia.org/wiki/Norberto_Fuentes

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Pablo Neruda

¿Quién fue Pablo Neruda?


Pablo Neruda, seudónimo y posterior nombre legal1​ de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto (Parral, 12 de julio de 1904-Santiago, 23 de septiembre de 1973), fue un poeta y político chileno.

Es considerado entre los más destacados e influyentes artistas de su siglo; además de haber sido senador de la república chilena, miembro del Comité Central del Partido Comunista (PC), precandidato a la presidencia de su país y embajador en Francia. En 1971 Neruda recibió el Premio Nobel de Literatura «por una poesía que con la acción de una fuerza elemental da vida al destino y los sueños de un continente».2​ Entre sus múltiples reconocimientos, destaca el doctorado honoris causa por la Universidad de Oxford.

La versión oficial sostuvo que la muerte de Neruda fue debida al cáncer de próstata que padecía. En 2023, las investigaciones concluyeron que fue envenenado por órdenes del gobierno en el hospital donde estaba ingresado y murió el 23 de septiembre de 1973, doce días después del golpe militar de Pinochet, cuando planeaba exiliarse en México. Es probable que la bacteria Clostridium botulinum fuera inyectada por personal médico mientras estaba ingresado, como le había contado a su chófer Manuel Araya en una llamada telefónica poco antes de su muerte.3​4​

El escritor Gabriel García Márquez se refirió a él como «el más grande poeta del siglo xx en cualquier idioma»5​ y el crítico literario Harold Bloom señaló: «Ningún poeta del hemisferio occidental de nuestro siglo admite comparación con él»,6​ quien lo considera uno de los veintiséis autores centrales del canon de la literatura occidental de todos los tiempos.7​
El seudónimo «Pablo Neruda»
En octubre de 1920 comenzó a firmar definitivamente sus trabajos con el seudónimo de Pablo Neruda,1​ esencialmente con el propósito de evitar el malestar del padre por tener un hijo poeta.20​

Aunque nunca aclaró el origen de su nombre artístico, nunca desmintió, e incluso apoyó, la conjetura de que lo habría escogido en honor al escritor checo Jan Neruda,21​ del cual habría leído un cuento por esos años que le causó una honda impresión. Sin embargo, la obra de Jan Neruda se publicó entre 1857 y 1883, y es poco probable que Neruda haya tenido acceso a traducciones entonces. Debido a esto, otra teoría indica que su apodo está inspirado más bien en un personaje de la novela Estudio en escarlata (1887), de Arthur Conan Doyle,21​ donde, en el capítulo IV, el personaje Sherlock Holmes dice ir a escuchar un concierto de una famosa violinista, Guillermina María Francisca Neruda, casada con el músico sueco Ludwig Norman, conociéndosela entonces como Wilma Norman-Neruda.

El 14 de octubre de 1921 obtuvo el primer premio de la Fiesta de la primavera de la Federación de Estudiantes de Chile con el poema «La canción de fiesta»,1​22​ publicado posteriormente en la revista Juventud.

En 1923 publicó Crepusculario, elogiado por escritores como Hernán Díaz Arrieta, Raúl Silva Castro y Pedro Prado.9​ En 1924 salió a luz su famoso Veinte poemas de amor y una canción desesperada, donde todavía se nota una influencia del modernismo. Posteriormente, se manifestó un propósito de renovación formal, de intención vanguardista, en tres breves libros publicados en 1926: El habitante y su esperanza, Anillos (en colaboración con Tomás Lago) y Tentativa del hombre infinito.

En 1927 comenzó su larga carrera diplomática, siendo cónsul en Rangún (Birmania), desde donde se desarrolla un notable epistolario con el escritor argentino Héctor Eandi. Luego fue cónsul en Sri Lanka, Java, Singapur, Buenos Aires —donde conoció a Federico García Lorca—, Barcelona —donde conoció a Rafael Alberti— y Madrid. Pregonó su concepción poética de entonces, la que llamó «poesía impura», y experimentó el poderoso y liberador influjo del surrealismo.

En 1935 Manuel Altolaguirre le entregó a Neruda la dirección de la revista Caballo verde para la poesía, donde fue compañero de los poetas de la Generación del 27. Ese mismo año apareció la edición madrileña de Residencia en la tierra.

Guerra civil española
La guerra civil española estalló en 1936; conmovido por ella y por el asesinato de su amigo García Lorca,9​ Neruda se comprometió con el movimiento de la Segunda República, primero en España y luego en Francia, donde comenzó a escribir España en el corazón (1937). Ese mismo año regresó a Chile, y su poesía durante el período siguiente se caracterizó por una orientación hacia cuestiones políticas y sociales, lo que reforzó sus grandes ventas de libros.

Durante la guerra civil, Neruda también conoció al poeta mexicano Octavio Paz. Ambos se hicieron amigos instantáneos, pero, posteriormente, en México, tuvieron un altercado por diferencias ideológicas, llegando casi a los golpes. Más de veinte años después se reconciliaron en el Festival Internacional de Poesía de Londres. Paz diría con respecto a su colega: «Musito el nombre de Pablo Neruda y me digo: lo admiraste, lo quisiste y lo combatiste. Fue tu enemigo más querido».23​

En 1939 fue designado, por el presidente Aguirre Cerda, cónsul especial para la inmigración española en París, donde destacó como el gestor del proyecto Winnipeg, barco que llevó a cerca de 2000 inmigrantes españoles desde Francia a Chile. Poco tiempo después, fue asignado como cónsul general en México, donde reescribió su Canto General de Chile transformándolo en un poema del continente sudamericano. Canto General fue publicado en México en 1950, y también clandestinamente en Chile. Compuesto de unos 250 poemas en quince ciclos literarios, constituye (a juicio del propio Neruda) la parte central de su producción artística. Al poco tiempo de salir a luz, fue traducido a alrededor de diez idiomas. Casi todos los poemas que lo componen fueron creados en circunstancias particularmente difíciles, cuando Neruda vivía en la clandestinidad ya que como miembro del Partido Comunista de Chile era perseguido y acusado de «infringir la Ley de Seguridad Interior del Estado e injuriar al presidente González Videla».

Carrera política
Neruda retornó a Chile en 1943 —año en que se casó con Delia de Carril, la Hormiguita, en México, en un matrimonio que no fue reconocido por la justicia chilena debido a que su divorcio de Maruca fue declarado ilegal— y dos años después recibió el Premio Nacional de Literatura. En marzo de ese año, es electo senador por las provincias de Tarapacá y Antofagasta.8​ En julio, se unió al Partido Comunista, donde militaban sus dos más férreos rivales, los poetas Pablo de Rokha y Vicente Huidobro, con quienes protagonizaría de por vida las más ácidas rencillas.

En las elecciones presidenciales de 1946 triunfó la Alianza Democrática, una coalición integrada por radicales, comunistas y demócratas, que llevó al poder a Gabriel González Videla. La represión desencadenada por este último contra los trabajadores mineros en huelga llevará a Neruda a protestar vehementemente en el Senado.

La persecución desatada por el gobierno de González Videla contra sus antiguos aliados comunistas, mediante la Ley de Defensa Permanente de la Democracia, culminará en la prohibición del PC el 3 de septiembre de 1948. Neruda se transformó entonces en el más fuerte antagonista del presidente, dictando discursos en el Senado y publicando artículos contra el Gobierno en el extranjero, ya que el diario comunista El Siglo estaba bajo censura.

Neruda criticó fuerte a González Videla, a quien llamó «rata», lo acusó de ser amigo de los nazis durante sus años de embajador en París a quienes invitaba a elegantes cenas a la embajada chilena, de vender el país a empresas estadounidenses e incluso acusó a su esposa, Rosa Markmann, de haber ocultado sus orígenes judíos mientras vivieron en Europa durante la Segunda Guerra Mundial y de enriquecerse comprando diamantes a europeos empobrecidos y casando a su descendencia con las familias más ricas de América del Sur.

Famoso es su artículo «La crisis democrática de Chile es una advertencia dramática para nuestro continente», que más tarde fue conocido como «Carta íntima para millones de hombres», publicado en el diario El Nacional de Caracas. Esto provocó la petición del Gobierno a los tribunales de un desafuero del senador Neruda por «denigrar a Chile en el exterior y por calumnias e injurias al Primer Mandatario».24​ y posteriormente se dictó una orden de detención contra él, forzándolo primero a la clandestinidad y luego al exilio.

Exilio
Neruda realizó la travesía para escapar de una persecución política durante el otoño de 1949. Antes vivió meses en la clandestinidad entre Santiago, Valdivia y la comuna de Futrono,25​ en el lago Huishue; después cruzó por el paso de Lilpela hacia Argentina montado a caballo; estuvo a punto de ahogarse mientras cruzaba el río Curringue.

A mediados de abril llegó de incógnito a París y gracias a la protección de varios amigos, entre ellos Picasso, logró regularizar su situación. Reapareció públicamente en la sesión de clausura del Primer Congreso del Movimiento Mundial de Partidarios de la Paz, en el que fue nombrado miembro del Consejo Mundial de la Paz. Desde Europa emprende numerosos viajes junto a su mujer Delia del Carril: Checoeslovaquia, Unión Soviética, Polonia, Hungría, México, Rumania, India, Italia, Francia, República Democrática Alemana (RDA), Guatemala. En el II Congreso, celebrado en Varsovia en noviembre de 1950, recibió junto con Picasso, Paul Robeson y otros el Premio Internacional de la Paz por su poema «Que despierte el leñador». Más tarde, al volver a Chile, recibirá en 1953 el Premio Stalin de la Paz.26​

Durante su exilio europeo vivió en Capri y Nápoles con su futura esposa Matilde Urrutia. Allí recibió la noticia de que ya no era buscado y podía volver a Chile, adonde regresó el 12 de agosto de 1952. Ese mismo año, en Italia, publicó anónimamente Los versos del capitán editado por su amigo Paolo Ricci.

Regreso a Chile
En Chile Neruda, a quien lo esperaba su mujer Delia del Carril, fue recibido con varios actos públicos.27​ En 1953 recibió el Premio Stalin de la Paz y al año siguiente publicó Las uvas y el viento (en donde se encuentra una elegía a Stalin) y Odas elementales, además de realizar una importante donación al patrimonio de la Universidad de Chile, a la que donó sus libros y caracolas marinas.28​ Esta donación se divide en cuatro secciones: bibliográfica (5107 volúmenes), malacológica (8400 caracolas), hemerográfica (263 títulos) y sonora (155 discos) y son custodiadas por el Archivo Central Andrés Bello de esta Casa de Estudios.29​

En 1955 se separó de Delia, y comenzó a vivir con Matilde Urrutia. Tres años más tarde apareció Estravagario con un nuevo cambio en su poesía.

El 30 de marzo de 1962 el rector Juan Gómez Millas y la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile le otorgó la calidad de miembro académico "en reconocimiento a su vasta labor poética de categoría universal".30​ En 1965 se le otorgó el título de doctor honoris causa en la Universidad de Oxford, del Reino Unido.

Solo en 1966 pudo contraer matrimonio con Matilde después del fallecimiento de Maruca, su primera mujer, en los Países Bajos el 27 de marzo de 1965. La boda se realizó en una sencilla ceremonia civil y privada en su casa de Isla Negra, donde conserva sus particulares colecciones de caracolas y mascarones de proa.

En 1969 fue nombrado miembro honorario de la Academia Chilena de la Lengua y fue nombrado doctor honoris causa por la Pontificia Universidad Católica de Chile.31​ Ese año, durante la campaña para las presidenciales, el Partido Comunista lo eligió precandidato, pero renunció en favor de Salvador Allende, que se convirtió en el candidato único de la Unidad Popular. El gobierno de Allende lo designó embajador en Francia.32​

Premio Nobel de Literatura
Consciente de su talento poético, Neruda inició una estrategia para ganar el premio Nobel de Literatura a partir de la década de 1950 mediante publicaciones periódicas —Canto general (1950), Los versos del capitán (1952), Las uvas y el viento (1954) y Odas elementales (1954), entre otras—, apariciones en la prensa, con columnas y entrevistas, y relaciones públicas de alto nivel, como visitas a presidentes en el extranjero; sin embargo, el factor clave que lo ayudó a obtener el premio fue su militancia política.32​

https://es.wikipedia.org/wiki/Pablo_Neruda

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Virgilio Piñera

¿Quién fue Virgilio Piñera?


Virgilio Piñera (Cárdenas; 4 de agosto de 1912 - La Habana; 18 de octubre de 1979) fue un escritor cubano. Incursionó en la poesía, el cuento, la novela y el teatro; sus obras más conocidas incluyen el poema La isla en peso (1943), el libro de relatos Cuentos Fríos (1956), la novela La carne de René (1952) y la obra Electra Garrigó (1941).

Es uno de los autores más importantes de la literatura cubana. Su obra se caracteriza por la exploración de temas como la alienación, el absurdo y la locura a través de un mordaz sentido del humor. Según Witold Gombrowicz, Piñera se aplica a "construir mundo en el que priva lo absurdo", la lógica insensata, haciéndoles sentir a sus lectores un escalofrío metafísico.1
Virgilio Piñera nació el 4 de agosto de 1912 en Cárdenas, provincia de Matanzas. Cursó sus primeros estudios en esa ciudad, pero en 1925 se trasladó con su familia a Camagüey, donde hizo el bachillerato. En 1938 se instaló en La Habana, en cuya universidad se doctoró en Filosofía y Letras en 1940. Ya el año anterior había empezado a publicar, sobre todo poemas, en la revista Espuela de plata, predecesora de Orígenes, en la que coincidió con José Lezama Lima. En 1941 vio la luz su primer poemario, Las furias, y ese mismo año escribió también la que es, quizá, su obra teatral más importante, Electra Garrigó, que se estrenó en La Habana ocho años después, y constituyó uno de los grandes hitos del teatro cubano, y para muchos críticos, como Rine Leal o Raquel Carrió, el verdadero comienzo del teatro cubano moderno.

En 1942 fundó la efímera revista Poeta, de la que fue director. Al año siguiente publicó el extenso poema La isla en peso, una de las cumbres de la poesía cubana, que en su momento fue, sin embargo, objetado por grandes poetas como Gastón Baquero o Eliseo Diego, y críticos como Cintio Vitier. Cuando en 1944 Lezama y Rodríguez Feo fundaron la revista Orígenes, Piñera formó parte del plantel inicial de colaboradores, a pesar de que mantenía importantes discrepancias estéticas con el grupo de poetas de la revista (su estilo antibarroco contrastaba con el estilo barroco y ornamental de Lezama). Allí publicó poesía y un excelente ensayo: "El secreto de Kafka". Preparó, asimismo, un número sobre literatura argentina.

En febrero de 1946 viajó a Buenos Aires, donde residió, con algunas interrupciones, hasta 1958. Allí trabajó como funcionario del consulado de su país, como corrector de pruebas y como traductor.2​ En la capital argentina hizo amistad con el escritor polaco Witold Gombrowicz, y formó parte del equipo de traductores que llevaron a cabo la versión castellana de Ferdydurke. También conoció a Jorge Luis Borges, Victoria Ocampo, Graziella Peyrou y a José Bianco, quien prologó su volumen de cuentos El que vino a salvarme, publicado por la Editorial Sudamericana. Continuó colaborando con Orígenes con cuentos, ensayos y reseñas críticas. En 1948 se estrenó en La Habana Electra Garrigó, mal acogida por la crítica. Por entonces escribió otras obras teatrales: Jesús y Falsa alarma, obra considerada una de las primeras muestras de teatro del absurdo, anterior incluso a La cantante calva de Eugène Ionesco.

En 1952 publicó su primera novela, La carne de René. En 1955, tras el final de Orígenes, marcado por una agria disputa entre Lezama Lima y Rodríguez Feo, fundó con este último la revista Ciclón, de gran importancia en la historia de la literatura cubana. Por entonces colaboró también con la revista argentina Sur y con las francesas Lettres Nouvelles y Les Temps Modernes.

En 1956 publica Cuentos Fríos, un libro de relatos impreso en Buenos Aires por la editorial Losada. Piñera había venido publicando cuentos de manera independiente desde 1942, y en este volumen incluye varios de ellos como "La carne", "El album", "El gran Baro" y "El muñeco".3​ En 1958 abandonó Argentina y se instaló definitivamente en Cuba, donde viviría hasta su muerte.

Tras el triunfo de la Revolución Cubana, Piñera colaboró en el periódico Revolución y en su suplemento Lunes de Revolución. En 1960 reestrenó Electra Garrigó y publicó su Teatro completo. Fue arrestado por el gobierno cubano durante la Noche de las tres P en Cuba, sin embargo su detención duraría poco tiempo debido a la presión internacional.4​ En 1968 recibió el Premio Casa de las Américas de teatro por Dos viejos pánicos, obra que no fue estrenada en Cuba hasta principios de los años noventa.

A partir de 1971 Piñera sufrió un fuerte ostracismo por parte del gobierno y de las instituciones culturales oficiales cubanas, en gran parte debido a una radical diferencia ideológica y a su condición sexual, ya que nunca ocultó su homosexualidad.5​ Falleció el 18 de octubre de 1979, tres años después que Lezama Lima, con quien se reconcilió en sus últimos años. Sus restos fueron sepultados en el cementerio de su natal Cárdenas.


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El presupuesto de Mario Benedetti

Mario Benedetti
(1920- )



EL PRESUPUESTO

(Montevideanos, 1959)

 

      En nuestra oficina regía el mismo presupuesto desde el año mil novecientos veintitantos, o sea desde una época en que la mayoría de nosotros estábamos luchando con la geografía y con los quebrados. Sin embargo, el jefe se acordaba del acontecimiento y a veces, cuando el trabajo disminuía, se sentaba familiarmente sobre uno de nuestros escritorios, y así, con las piernas colgantes que mostraban después del pantalón unos inmaculados calcetines blancos, nos relataba con su vieja emoción y las quinientas noventa y ocho palabras de costumbre, el lejano y magnífico día en que su Jefe -él era entonces Oficial Primero- le había palmeado el hombro y le había dicho: “Muchacho, tenemos presupuesto nuevo”, con la sonrisa amplia y satisfecha del que ya ha calculado cuántas camisas podrá comprar con el aumento.
      Un nuevo presupuesto es la ambición máxima de una oficina pública. Nosotros sabíamos que otras dependencias de personal más numeroso que la nuestra, habían obtenido presupuesto cada dos o tres años. Y las mirábamos desde nuestra pequeña isla administrativa con la misma desesperada resignación con que Robinson veía desfilar los barcos por el horizonte, sabiendo que era tan inútil hacer señales como sentir envidia. Nuestra envidia o nuestras señales hubieran servido de poco, pues ni en los mejores tiempos pasamos de nueve empleados, y era lógico que nadie se preocupara de una oficina así de reducida.
      Como sabíamos que nada ni nadie en el mundo mejoraría nuestros gajes, limitábamos nuestra esperanza a una progresiva reducción de las salidas, y, en base a un cooperativismo harto elemental, lo habíamos logrado en buena parte. Yo, por ejemplo, pagaba la yerba; el Auxiliar Primero, el té de la tarde; el Auxiliar Segundo, el azúcar; las tostadas el Oficial Primero, y el Oficial Segundo la manteca. Las dos dactilógrafas y el portero estaban exonerados, pero el Jefe, como ganaba un poco más, pagaba el diario que leíamos todos.
      Nuestras diversiones particulares se habían también achicado al mínimo íbamos al cine una vez por mes, teniendo buen cuidado de ver todos difer entes películas, de modo que, relatándolas luego en la Oficina, estuviéramos al tanto de lo que se estrenaba. Habíamos fomentado el culto de juegos de atención tales como las damas y el ajedrez, que costaban poco y mantenían el tiempo sin bostezos. jugábamos de cinco a seis, cuando ya era imposible que llegaran nuevos expedientes, ya que el letrero de la ventanilla advertía que después de las cinco no se recibían “asuntos”. Tantas veces lo habíamos leído que al final no sabíamos quién lo había inventado, ni siquiera qué concepto respondía exactamente a la palabra “asunto”. A veces alguien venía y preguntaba el número de su “asunto”. Nosotros le dábamos el del expediente y el hombre se iba satisfecho. De modo que un “asunto” podía ser, por ejemplo, un expediente.
      En realidad, la vida que pasábamos allí no era mala. De, vez en cuando el jefe se creía en la obligación de mostrarnos las ventajas de la administración pública sobre el comercio, y algunos de nosotros pensábamos que ya era un poco tarde para que opinara diferente.
      Uno de sus argumentos era la Seguridad. La seguridad de que no nos dejarían cesantes. Para que ello pudiera acontecer, era preciso que se reuniesen los senadores, y nosotros sabíamos que los senadores apenas si se reunían cuando tenían que interpelar a un Ministro. De modo que por ese lado el jefe tenía razón. La Seguridad existía. Claro que también existía la otra seguridad, la de que nunca tendríamos un aumento que nos permitiera comprar un sobretodo al contado. Pero el jefe, que tampoco podía comprarlo, consideraba que no era ése el momento de ponerse a criticar su empleo ni tampoco el nuestro. Y -como siempre tenía razón.
      Esa paz ya resuelta y casi definitiva que pesaba en nuestra Oficina, dejándonos conformes con nuestro pequeño destino y un poco torpes debido a nuestra falta de insomnios, se vio un día alterada por la noticia que trajo el Oficial Segundo. Era sobrino de un Oficial Primero del Ministerio y resulta que ese tío -dicho sea sin desprecio y con propiedad- había sabido que allí se hablaba de un presupuesto nuevo para nuestra Oficina. Como en el primer momento no supimos quién o quiénes eran los que hablaban de nuestro presupuesto, sonreímos con la ironía de lujo que reservábamos para algunas ocasiones, como si el Oficial Segundo estuviera un poco loco o como si nosotros pensáramos que él nos tomaba por un poco tontos. Pero cuando nos agregó que, según el tío, el que había hablado de ello había sido el mismo secretario) o sea el alma parens del Ministerio, sentimos de pronto que en nuestras vidas de setenta pesos algo estaba cambiando, como si una mano invisible hubiera apretado al fin aquella de nuestras tuercas que se hallaba floja, como si nos hubiesen sacudido a bofetadas toda la conformidad y toda la resignación.
      En mi caso particular, lo primero que se me ocurrió pensar y decir, fue “lapicera fuente”. Hasta ese momento yo no había sabido que quería comprar una lapicera fuente, pero cuando el Oficial Segundo abrió con su noticia ese enorme futuro que apareja toda posibilidad, por mínima que sea, en seguida extraje de no sé qué sótano de mis deseos una lapicera de color negro con capuchón de plata y con mi nombre inscripto. Sabe Dios en qué tiempos se había enraizado en mí.
      Vi y oí además como el Auxiliar Primero hablaba de una bicicleta y el jefe contemplaba distraídamente el taco desviado de sus zapatos y una de las dactilógrafas despreciaba cariñosamente su cartera del último lustro. Vi y oí además cómo todos nos pusimos de inmediato a intercambiar nuestros proyectos, sin importarnos realmente nada lo que el otro decía, pero necesitando hallar un escape a tanta contenida e ignorada ilusión. Vi y oí además cómo todos decidimos festejar la buena nueva financiando con el rubro de reservas una excepcional tarde de bizcochos.
      Eso —los bizcochos fue el paso primero. Luego siguió el par de zapatos que se compró el jefe. A los zapatos del Jefe, mi lapicera adquirida a pagar en diez cuotas. Y a mi lapicera, el sobretodo del Oficial Segundo, la cartera de la Primera Dactilógrafa, la bicicleta del Auxiliar Primero. Al mes y medio todos estábamos empeñados y en angustia.
      El Oficial Segundo había traído más noticias. Primeramente, que el presupuesto estaba a informe de la Secretaría del Ministerio. Después que no. No era en Secretaría. Era en Contaduría. Pero el jefe de Contaduría estaba enfermo y era preciso conocer su opinión. Todos nos preocupábamos por la salud de ese jefe del que sólo sabíamos que se llamaba Eugenio y que tenía a estudio nuestro presupuesto.
      Hubiéramos querido obtener hasta un boletín diario de su salud. Pero sólo teníamos derecho a las noticias desalentadoras del tío de nuestro Oficial Segundo. El jefe de Contaduría seguía peor. Vivimos una tristeza tan larga por la enfermedad de ese funcionario, que el día de su muerte sentimos, como los deudos de un asmático grave, una especie de alivio al no tener que preocuparnos más de él. En realidad, nos pusimos egoístamente alegres, porque esto significabala posibilidad de que llenaran la vacante y nombraran otro jefe que estudiara al fin nuestro presupuesto.
      A los cuatro meses de la muerte de don Eugenio nombraron otro jefe de Contaduría. Esa tarde suspendimos la partida de ajedrez, el mate y el trámite administrativo. El jefe se puso a tararear un aria de Aida y nosotros nos quedamos —por esto y por todo— tan nerviosos, que tuvimos que salir un rato a mirar las vidrieras. A la vuelta nos esperaba una emoción. El tío había informado que nuestro presupuesto no había estado nunca a estudio de la Contaduría. Había sido un error. En realidad, no había salido de la Secretaría. Esto significaba un considerable oscurecimiento de nuestro panorama. Si el presupuesto a estudio hubiera estado en Contaduría, no nos habríamos alarmado. Después de todo, nosotros sabíamos que hasta el momento no se había estudiado debido a la enfermedad del jefe. Pero si había estado realmente en Secretaría, en la que el Secretario —su jefe supremo— gozaba de perfecta salud, la demora no se debía a nada y podía convertirse en demora sin fin.
      Allí comenzó la etapa crítica del desaliento. A primera hora nos mirábamos todos con la interrogante desesperanzado de costumbre. Al principio todavía preguntábamos ¿Saben algo? Luego optamos por decir ¿Y? y terminamos finalmente por hacer la pregunta con las cejas. Nadie sabía nada. Cuando alguien sabía algo, era que el presupuesto todavía estaba a estudio de la Secretaría.
      A los ocho meses de la noticia primera, hacía ya dos que mi lapicera no funcionaba. El Auxiliar Primero se había roto una costilla gracias a la bicicleta. Un judío era el actual propietario de los libros que había comprado el Auxiliar Segundo; el reloj del Oficial Primero atrasaba un cuarto de hora por jornada; los zapatos del jefe tenían dos medias suelas (una cosida y otra clavada), y el sobretodo del Oficial Segundo tenía las solapas gastadas y erectas como dos alitas de equivocación.
      Una vez supimos que el Ministro había preguntado por el presupuesto. A la semana, informó Secretaría. Nosotros queríamos saber qué decía el informe, pero el tío no pudo averiguarlo porque era “estrictamente confidencial”. Pensamos que eso era sencillamente una estupidez, porque nosotros, a todos aquellos expedientes que traían una tarjeta en el ángulo superior con leyendas tales como “muy urgente”, “trámite preferencial” o “estrictamente reservados”, los tratábamos en igualdad de condiciones que a los otros. Pero por lo visto en el Ministerio no eran del mismo parecer.
      Otra vez supimos que el Ministro había hablado del presupuesto con el Secretario. Como a las conversaciones no se les ponía ninguna tarjeta especial, el tío pudo enterarse y enterarnos de que el Ministro estaba de acuerdo. ¿Con qué y con quién estaba de acuerdo? Cuando el tío quiso averiguar esto último, el Ministro ya no estaba de acuerdo. Entonces, sin otra explicación comprendimos que antes había estado de acuerdo con nosotros.
      Otra vez supimos que el presupuesto había sido reformado. Lo iban a tratar en la sesión del próximo viernes, pero a los catorce viernes que siguieron a ese próximo, el presupuesto no había sido tratado. Entonces empezamos a vigilar las fechas de las próximas sesiones y cada sábado nos decíamos: “Bueno ahora será hasta el viernes. Veremos qué pasa entonces”. Llegaba el viernes y no pasaba nada. Y el sábado nos decíamos: Bueno, será hasta el viernes. Veremos qué pasa entonces. “ Y no pasaba nada. Y no pasaba nunca nada de nada.
      Yo estaba ya demasiado empeñado para permanecer impasible, porque la lapicera me había estropeado el ritmo económico y desde entonces yo no había podido recuperar mi equilibrio. Por eso fue que se me ocurrió que podíamos visitar al Ministro.
      Durante varias tardes estuvimos ensayando la entrevista. El Oficial Primero hacía de Ministro, y el jefe, que había sido designado por aclamación para hablar en nombre de todos, le presentaba nuestro reclamo. Cuando estuvimos conformes con el ensayo, pedimos audiencia en el Ministerio y nos la concedieron para el jueves. El jueves dejamos pues en la Oficina a una de las dactilógrafas y al portero, y los demás nos fuimos a conversar con el Ministro. Conversar con el Ministro no es lo mismo que conversar con otra persona. Para conversar con el Ministro hay que esperar dos horas y media y a veces ocurre, como nos pasó precisamente a nosotros, que ni al cabo de esas dos horas y media se puede conversar con el Ministro. Sólo llegamos a presencia del Secretario, quien tomó nota de las palabras del jefe —muy inferiores al peor de los ensayos, en los que nadie tartamudeaba— y volvió con la respuesta del Ministro de que se trataría nuestro presupuesto en la sesión del día siguiente.
      Cuando —relativamente satisfechos— salíamos del Ministerio, vimos que un auto se detenía en la puerta y que de él bajaba el Ministro.
      Nos pareció un poco extraño que el Secretario nos hubiera traído la respuesta personal del Ministro sin que éste estuviese presente. Pero en realidad nos convenía más confiar un poco y todos asentimos con satisfacción y desahogo cuando el jefe opinó que el Secretario seguramente habría consultado al Ministro por teléfono.
      Al otro día, a las cinco de la tarde estábamos bastante nerviosos. Las cinco de la tarde era la hora que nos habían dado para preguntar. Habíamos trabajado muy poco; estábamos demasiado inquietos como para que las cosas nos salieran bien. Nadie decía nada. El jefe ni siquiera tarareaba su aria. Dejamos pasar seis minutos de estricta prudencia. Luego el jefe discó el número que todos sabíamos de memoria, y pidió con el Secretario. La conversación duró muy poco. Entre los varios “Sí”, “Ah, sí”, “Ah, bueno” del jefe, se escuchaba el ronquido indistinto del otro. Cuando el jefe colgó el tubo, todos sabíamos la respuesta. Sólo para confirmarla pusimos atención: “Parece que hoy no tuvieron tiempo. Pero dice el Ministro que el presupuesto será tratado sin falta en la sesión del próximo viernes.

Fuente: https://www.literatura.us/benedetti/presupuesto.html


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Realismo Mágico

¿Qué es el realismo mágico?


El realismo mágico es un movimiento literario y pictórico que surge a principio del siglo xx, como parte de las vanguardias y se define por su preocupación estilística y el interés de mostrar lo irreal o extraño como algo cotidiano y común.
El término fue usado por el crítico de arte alemán Franz Roh, para describir una pintura que demostraba una realidad alterada, y llegó al idioma español con la traducción en 1925 del libro Realismo mágico (Revista de Occidente, 1925).

En 1948, fue introducido a la literatura hispanoamericana por el escritor venezolano Arturo Uslar Pietri, quien leyó el ensayo de Franz Roh en los años 20, y lo utilizaa​ en su ensayo Letras y hombres de Venezuela (1948).1​ 

Señala Uslar:
Lo que vino a predominar en el cuento y a marcar su huella de una manera perdurable fue la consideración del hombre como misterio en medio de datos realistas. Una adivinación poética o una negación poética de la realidad. Lo que a falta de otra palabra podrá llamarse un realismo mágico.2​

Se trata de una sensibilidad estética que surge en la década de los 20 y 30, cuando los escritores Arturo Uslar Pietri, Alejo Carpentier y Miguel Ángel Asturias comienzan a tener discusiones sobre la realidad indígena, negra y mestiza de América Latina,3​ todo esto en el contexto de las vanguardias latinoamericanas y europeas.4​5​En esta época surgen tres obras precursoras del género: Leyendas de Guatemala (1930) de Asturias, Las lanzas coloradas (1931) de Uslar Pietri y ¡Ecué-Yamba-O! (1933) de Carpentier.6

Como referente literario previo al uso del término realismo mágico por parte de Uslar Pietri, debe citarse a Massimo Bontempelli quien, en 1919, "conquista gran popularidad al publicar sus novelas del ciclo la 'Vida intensa', iniciándose en una literatura —según nota de Nino Frank en el 'Dictionnaire des Auteurs', de Laffont-Bompiani— que sacrifica la corriente convencional de la época, a la manera de Anatole France, convirtiéndose en una especie de apóstol de lo que se conoció como realismo mágico".

Han sido muchos los artistas que utilizaron este estilo para expresar emociones mediante la palabra escrita, sin embargo es imprescindible nombrar como máximos exponentes al venezolano Arturo Uslar Pietri quien se reputa como padre indiscutible de esta vanguardia literaria quien le da vida al Realismo Mágico con su novela Las lanzas coloradas publicada en (1931), ya que este mismo hace mención en buscar un nombre que explicara, y reflejara las necesidades que se vivían en la época. Quien seguiría 36 años después con su novela Cien años de soledad sería el colombiano Gabriel García Márquez, galardonado con el Premio Nobel de Literatura.

También destacan autores como el mexicano Carlos Fuentes con su novela Aura, el brasileño Jorge Amado con su novela Doña Flor y sus dos maridos, Juan Rulfo con Pedro Páramo, el guatemalteco Miguel Ángel Asturias.

Otros representantes importantes del realismo mágico fueron José de la Cuadra con Los Sangurimas, y Elena Garro con Los recuerdos del porvenir. Algunos autores con obras emblemáticas del género son la cubano-estadounidensese Mireya Robles con Hagiografía de Narcisa la Bella, Laura Esquivel con Como agua para chocolate y la chilena Isabel Allende con La casa de los espíritus, el argentino Manuel Mujica Lainez, con Bomarzo, el ecuatoriano Demetrio Aguilera Malta, con Siete lunas y siete serpientes (1970)

Podrían incorporarse al grupo, en el siglo xxi, las obras de los mexicanos Rodolfo Naró y Felipe Montes.

Esta corriente no es exclusiva de Latinoamérica, aunque esta región está considerada como su punto de origen y posterior desarrollo. En la literatura japonesa contemporánea, por ejemplo, Haruki Murakami es su exponente más reconocido.12​13​ El alemán Gunther Grass, el indobritánico Salman Rushdie, el checo Milan Kundera y el portugués José Saramago han sido, en numerosas ocasiones, catalogados dentro de esta tendencia por la crítica especializada.

Características del realismo mágico
Los siguientes elementos están presentes en muchas obras del realismo mágico, pero no necesariamente todos se encuentran en ellas. Además, algunas obras pertenecientes a otros géneros también pueden presentar características muy similares:

Predominio de "narrador impasible". El narrador presenta los hechos generando una atmósfera de normalidad aunque se trate de sucesos extraordinarios.
Contenido de elementos mágicos/fantásticos percibidos por los personajes en general como parte de la "normalidad".
Elementos mágicos tal vez intuitivos, pero (por lo general) nunca explicados.
Presencia de lo sensorial como parte de la percepción de la realidad.
Presencia del paisaje y/o climas reforzando las emociones de los personajes.
Alusión a referencias socio-culturales de los ámbitos más populares y/o pobres de las comunidades.
Los hechos son reales pero tienen una connotación fantástica, ya que algunos no tienen explicación, o es muy improbable que ocurran.
Lo verídico: ciertos hechos precisos ocurridos en Latinoamérica participan de la irrealidad y constituyen la base de muchas narraciones.
Los personajes pueden sufrir ciertas metamorfosis como lo hacen en los cuentos maravillosos.

Tiempo
Encontramos cuatro posturas:

Tiempo cronológico: Las acciones siguen el curso lógico del tiempo.
Ruptura de planos temporales: mezcla de tiempo presente con tiempo pasado (regresiones) y tiempo futuro (adelantos). Además, se fragmenta el texto en secuencias que no concuerdan en tiempo ni espacio.
Tiempo estático: El tiempo cronológico se detiene, es como si no trascendiera. En cambio, fluyen los pensamientos de los personajes.
Tiempo invertido: Es el más contradictorio. Se trastoca el curso del tiempo y se cambia la secuencia natural del día hacia la noche o viceversa. Por ejemplo: "Era el amanecer. Se hizo la noche".

El realismo mágico y la literatura fantástica
Ambos son producto de la transgresión del límite entre lo real y lo irreal. El realismo mágico forma parte de la literatura fantástica y a la vez se diferencia. Forma parte porque muchos de los procedimientos que emplea son los mismos: la metamorfosis, tratar lo desconocido como real, la visión subjetiva de los hechos, la irrupción de lo inverosímil, etc. Es decir, lo fantástico es la irrupción de lo irreal en lo real y funciona como una advertencia; el realismo mágico es lo irreal en el mundo real como espectáculo.

Se diferencia de la literatura fantástica porque esta tiene su poderosa manifestación romántica en el siglo pasado en Europa; en Latinoamérica tiene caracteres propios. El realismo mágico no tiene sus mayores referentes en Europa, es casi exclusivo de Latinoamérica y especialmente del Caribe. También podríamos considerar que la literatura fantástica, con Rulfo, Borges y Cortázar, es urbana; el realismo mágico pertenece a los poblados, al campo, a la montaña.

Fuente:https://es.wikipedia.org/wiki/Realismo_mágico

Realismo mágico o una visión multidimensional de la realidad (Biblioteca Cubana) (Spanish Edition): 1 Pasta blanda – 27 abril 2022

Los motivos del lobo por Ruben Dario

LOS MOTIVOS DEL LOBO


El varón que tiene corazón de lis,alma de querube, lengua celestial,el mínimo y dulce Francisco de Asís,está con un rudo y torvo animal,bestia temerosa, de sangre y de robo,las fauces de furia, los ojos de mal:¡el lobo de Gubbia, el terrible lobo!Rabioso, ha asolado los alrededores;cruel, ha deshecho todos los rebaños;devoró corderos, devoró pastores,y son incontables sus muertos y daños.Fuertes cazadores armados de hierrosfueron destrozados. 

Los duros colmillos dieron cuenta de los más bravos perros,como de cabritos y de corderillos.Francisco salió:al lobo buscóen su madriguera.Cerca de la cueva encontró a la fieraenorme, que al verle se lanzó ferozcontra él. Francisco, con su dulce voz,alzando la mano,al lobo furioso dijo: "¡Paz, hermanolobo!" 

El animalcontempló al varón de tosco sayal;dejó su aire arisco,cerró las abiertas fauces agresivas,y dijo: "!Está bien, hermano Francisco!""¡Cómo! exclamó el santo. ¿Es ley que tú vivasde horror y de muerte?¿La sangare que viertetu hocico diabólico, el duelo y espantoque esparces, el llantode los campesinos, el grito, el dolorde tanta criatura de Nuestro Señor,no han de contener tu encono infernal?¿Vienes del infierno?¿Te ha infundido acaso su rencor eternoLuzbel o Belial?"Y el gran lobo, humilde: "¡Es duro el invierno,y es horrible el hambre! 

En el bosque heladono hallé qué comer; y busqué el ganado,y en veces comí ganado y pastor.¿La sangre? Yo vi más de un cazadorsobre su caballo, llevando el azoral puño; o correr tras el jabalí,el oso o el ciervo; y a más de uno vimancharse de sangre, herir, torturar,de las roncas trompas al sordo clamor,a los animales de Nuestro Señor.¡Y no era por hambre, que iban a cazar!"Francisco responde: "En el hombre existemala levadura.Cuando nace, viene con pecado. 

Es triste.Mas el alma simple de la bestia es pura.Tú vas a tenerdesde hoy qué comer.Dejarás en pazrebaños y gente en este país.¡Que Dios melifique tu ser montaraz!""Esta bien, hermano Francisco de AsIs.""Ante el Señor, que toda ata y desata,en fe de promesa tiéndeme la pata."El lobo tendió la pata al hermanode Asís, que a su vez le alargó la mano.Fueron a la aldea. La gente veíay lo que miraba casi no creía.Tras el religioso iba el lobo fiero,y, bajo la testa, quieto le seguíacomo un can de casa, o como un cordero.Francisco llamó la gente a la plazay allí predicó.Y dijo: "He aquí una amable caza.

El hermano lobo se viene conmigo;me juró no ser ya vuestro enemigo,y no repetir su ataque sangriente.Vosotros, en cambio, daréis su alimentoa la pobre bestia de Dios." "¡Así sea!",Contestó la gente toda de la aldea.Y luego, en señalde contentamiento,movió la testa y cola el buen animal,y entró con Francisco de Asís al convento.Algún tiempo estuvo el lobo tranquiloen el santo asilo.Sus bastas orejas los salmos oíany los claros ojos se le humedecían.Aprendió mil gracias y hacía mil juegoscuando a la cocina iba con los legos.Y cuando Francisco su oración hacía,el lobo las pobres sandalias lamía.Salía a la calle,iba por el monte, descendía al valle,entraba a las casas y le daban algode comer. Mirábanle como a un manso galgo.

Un día, Francisco se ausentó. Y el lobodulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo,desapareció, tornó a la montaña,y recomenzaron su aullido y su saña.Otra vez sintióse el temor, la alarma,entre los vecinos y entre los pastores;colmaba el espanto en los alrededores,de nada servían el valor y el arma,pues la bestia fierano dió treguas a su furor jamás,como si estuvierafuegos de Moloch y de Satanás.Cuando volvió al pueblo el divino santo,todos los buscaron con quejas y llanto,y con mil querellas dieron testimoniode lo que sufrían y perdían tantopor aquel infame lobo del demonio.Francisco de Asís se puso severo.Se fué a la montañaa buscar al falso lobo carnicero.Y junto a su cueva halló a la alimaña."En nombre del Padre del sacro universo,conjúrote dijo, ¡oh lobo perverso!,a que me respondas: ¿Por qué has vuelto al mal?Contesta. 

Te escucho."Como en sorda lucha, habló el animal,la boca espumosa y el ojo fatal:"Hermano Francisco, no te acerques mucho...Yo estaba tranquilo allá en el convento;al pueblo salía, y si algo me daban estaba contentoy manso comía.Mas empecé a ver que en todas las casasestaban la Envidia, la Saña, la Ira,y en todos los rostros ardían las brasasde odio, de lujuria, de infamia y mentira.Hermanos a hermanos hacían la guerra,perdían los débiles, ganaban los malos,hembra y macho eran como perro y perra,y un buen día todos me dieron de palos.

Me vieron humilde, lamía las manosy los pies. Seguía tus sagradas leyes,todas las criaturas eran mis hermanos:los hermanos hombres, los hermanos bueyes,hermanas estrellas y hermanos gusanos.Y así, me apalearon y me echaron fuera.Y su risa fué como un agua hirviente,y entre mis entrañas revivió la fiera,y me sentí lobo malo de repente;mas siempre mejor que esa mala gente.Y recomencé a luchar aquí,a me defender y a me alimentar.

Como el oso hace, como el jabalí,que para vivir tienen que matar.Déjame en el monte, déjame en el risco,déjame existir en mi libertad,vete a tu convento, hermano Francisco,sigue tu camino y tu santidad."El santo de Asís no le dijo nada.Le miró con una profunda mirada,y partió con lágrimas y con desconsuelos,y habló al Dios eterno con su corazón.El viento del bosque llevó su oración,que era: "Padre nuestro, que estás en los cielos..."


Obtenida de http://www.los-poetas.com/a/dario1.htm#ALLA%20LEJOS

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Poesia IMPURA

La poesia impura


La poesía impura es una teoría estética sobre la lírica que propugnó el poeta chileno Pablo Neruda en su manifiesto «Sobre una poesía sin pureza», publicado en el primer número de la revista madrileña Caballo Verde para la Poesía (1 de octubre de 1935), oponiéndose al concepto de poesía pura de Juan Ramón Jiménez.[1]

La propuesta estética del manifiesto de Neruda iba en realidad contra el Novecentismo y sobre todo contra el ensayo La deshumanización del arte de José Ortega y Gasset. Afirma Neruda:

«La confusa impureza de los seres humanos se percibe en ellos, la agrupación, uso y desuso de los materiales, las huellas del pie y los dedos, la constancia de una atmósfera humana inundando las cosas desde lo interno y lo externo».
La poesía debe apostar por la materia sobre el espíritu, pero sin desterrar este, ya que Neruda no se cerraba a nada ni reprimía nada: lo suyo era liberar a una poesía anquilosada por lo abstracto y lo inconcreto. Él elegía la amalgama de cuerpo y espíritu y abominaba de esencias destiladas y puras: quería fundirlo todo en el todo que es el hombre:

Así sea la poesía que buscamos, gastada como por un ácido por los deberes de la mano, penetrada por el sudor y el humo, oliente a orina y a azucena, salpicada por las diversas profesiones que se ejercen dentro y fuera de la ley. Una poesía impura como un traje, como un cuerpo, con manchas de nutrición, y actitudes vergonzosas, con arrugas, observaciones, sueños, vigilia, profecías, declaraciones de amor y de odio, bestias, sacudidas, idilios, creencias políticas, negaciones, dudas, afirmaciones, impuestos [...] Sin excluir deliberadamente nada, sin aceptar deliberadamente nada.
Por no excluir, en su busca de calidez humana, no excluye ni siquiera la cursilería o el pretendido mal gusto:

Y no olvidemos nunca la melancolía, el gastado sentimentalismo, perfectos frutos impuros de maravillosa calidad olvidada, dejados atrás por el frenético libresco: la luz de la luna, el cisne en el anochecer, «corazón mío» son sin duda lo poético elemental e imprescindible. Quien huye del mal gusto cae en el hielo.
En 1935, lo que Neruda exigía a la poesía era una mayor proximidad a la realidad y al hombre, una rehumanización de la lírica. Él mismo ejercerá esta estética dedicando libros a los objetos comunes y las cosas en sus Odas elementales.[2][3][4]

Referencias:
 http://cvc.cervantes.es/literatura/escritores/neruda/acerca/reina.htm
 http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-09342005000100007&script=sci_arttext
 http://artespoeticas.librodenotas.com/artes/686/una-poesia-sin-pureza-1938
 http://letralia.com/ed_let/neruda/09.htm

Texto y referencias obtenido de 

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Poesia BARROCA

1. La poesía barroca: el culteranismo y el conceptismo

La poesía barroca, como es sabido, destaca por su máxima complejidad. Es difícil entender el significado de un poema barroco porque el poeta lo esconde por medio de metáforas complicadas y muy originales o el empleo de un hipérbaton extremo  (cambio del orden sintáctico lógico de la oración) o , en definitiva,  todos los recursos posibles para que solo un lector culto alcance a comprender el poema. Se puede decir que es una poesía destinada a minorías.  

Los dos poetas más importantes del Barroco son Francisco de Quevedo y Luis de Góngora. Cada uno representaría un estilo o escuela diferente de entender la poesía barroca: el primero es la cabeza  del conceptismo y el segundo es el máximo representante del culteranismo.

Durante un tiempo se vino oponiendo ambas maneras de la lírica barroca. No obstante, importantes escritores de la época como Saavedra Fajardo y Baltasar Gracián citan a Góngora como el mejor de los conceptistas. Por tanto debemos entender que conceptismo y culteranismo  no son tan diferentes. 

Veamos con más detalle en que consiste cada uno de estos estilos:

A) El conceptismo: se entiende como un recurso por el que, de modo ingenioso, se evita nombrar un referente con su significante habitual, llamándolo con otro signo con el que esté relacionado en el significante o en el significado. O sea, es un juego de ingenio, un descubrimiento de la inteligencia que es capaz de encontrar asociaciones increíbles entre conceptos. Cuanto mas rebuscada e ingeniosa es la asociación, tanto más prestigio y reconocimiento recibe el poeta que la descubre.

Estas  similitudes entre significante y significado se mostraban a través de:

  • Antítesis. Contraposición de una palabra o frase a otra de significado contrario: es un ángel y a veces una arpía./ Quiere, aborrece, trata bien, maltrata.
  • Paradoja. Combinación de  frases que envuelven una contradicción aparente. Vivo sin vivir en mí/ y tan alta vida espero/ que muero porque no muero.
  • Juegos de palabras: Los principales son:

– Dilogía. Repetición de palabras polisémicas con sentidos diferentes: Cruzados hacen cruzados,/ escudos pintan escudos,/ y tahúres muy desnudos/ con dados ganan condados,/ ducados ganan ducados/ y coronas Majestad./ ¡Verdad! Góngora.

– Paronomasia. Uso de palabras de sonido semejante pero de significado diferente: Si escuchas mis gritos gratos,/ póngame tu musa mesa,/ siendo el/ combate convite/ donde mi fe viva beba).

– Calambur. Equívoco que se produce cuando las sílabas de una o varias palabras contiguas, agrupadas de otra forma, producen o sugieren un significado diferente: ¡Diamantes que fueron antes/ de amantes de su mujer!

– Retruécano. Inversión de los términos de una frase en otra que la sigue: ¿O cuál es más de culpar,/ aunque cualquiera mal haga,/ la que peca por la paga/ o el que paga por pecar?).

Y por supuesto el uso de:

  • La metáfora. Sustitución de un término real no expreso por otro imaginado: las perlas de tu boca
  • El símil. Comparación de un término real con otro imaginado: tus dientes son como perlas.
  • La imagen. La imagen es un recurso genérico que engloba a la metáfora, el símil y la Lo que la diferencia es que solemos conocer como imágen aquella metáfora en que no existe una relación racional entre el término real y el imaginado (por eso es el recurso más comúnmente empleado en la poesía de vanguardia). Por ejemplo cuando Góngora dice refiriéndose a las flores que estas son:  Estrellas mudas,

 

B) El culteranismo es un modo de conceptismo, que tiene especial predilección por el empleo de: latinismos léxicos y sintácticos, metáforas e imágenes deslumbrantes, sensoriales y difíciles; la dificultad , también extrema, en la comprensión del poema.

Por tanto conceptismo, sería un término mas integrador y general: englobaría prácticamente al conjunto de la poesía barroca. Y el culteranismo sería una variante del conceptismo en el que destaca un léxico culto y rebuscado, y unas metáforas con mayor intención embellecedora.

Conclusiones:

  • El conceptismo y el culteranismo parten de una misma concepción poética.
  • Conceptismo es el término que define la poesía del barroco, el culteranismo es una variación y una ampliación  del conceptismo.
  • Para el conceptismo la belleza del poema está en el misterio, el acertijo  y en definitiva las diversas asociaciones de significados por medio de los juegos de palabras.
  • Para el culteranismo, la belleza está más en la elección sorprendente y novedosa del léxico y en la descripción de las cosas por medio de imágenes originales, imaginativas, audaces y, en ocasiones, irracionales.

2. Principales rasgos

Teniendo en cuenta lo anterior, podemos destacar los principales rasgos de la poesía barroca (tanto es su corriente conceptista como culteranista) en:

a) En la forma

–          Los abundantes adjetivos epítetos, muy originales y atrevidos, referidos a impresiones sensoriales, sobre todo de color (sinestesias). P.ej. Oro, plata, nácar, perla, rosa, lirio…

–          La gran cantidad de metáforasatrevidas, inéditas, sorprendentes con el fin de crear un mundo de belleza absoluta.

–          El empleo de los juegos de palabras antes citados: paranomasia, retruécano, calambur, dilogía…

–          El uso exagerado de latinismos sintácticos, como un hipérbaton forzadísimo, que invierte el orden natural de la frase castellana; p.ej: con menosprecio, en medio el llano, mira tu blanca frente el lirio bello

–          El abuso de latinismos léxicos, con multitud de cultismos, sonoros y desusados en la lengua cotidiana (culteranismo); p.ej.: émulo, náutico, cándido, púrpura,…

b) En los temas

–    Especial preferencia por la mitología clásica, cuyos temas y personajes inundan las creaciones de los escritores culteranos. Por lo general se repiten los temas ya tratados durante el Renacimiento, es decir, junto a la mitología, son temas destacados el amor, la religiosidad y como consecuencia del desengaño barroco se desarrolla también la poesía satírico-burlesca.

 Fuente; https://masterlengua.com/la-poesia-barroca/

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