Ejercicios con el presente de indicativo 1

Ejercicios con el presente regular del indicativo

Verbos con terminación AR

  1. Yo (trabajar)_______________ hasta muy tarde.
  2. Tú (nadar)_____________ todos los días en la playa.
  3. Nosotros (cantar)__________en el bar todos los fines de semana.
  4. Ustedes (bailar) ________  muy bien, ¿dónde (practicar)__________?
  5. Yo (estudiar) __________________ 2 horas al día.
  6. Él (comprar)___________ casas y las (rentar)__________.
  7. Ella no (aceptar) _____________las flores que le dan los chicos.
  8. ¿Ustedes (bucear)___________ con frecuencia?
  9. Ella (tomar) ____________clases de guitarra.
  10. Yo (tomar)_______________ 3 vasos de agua al día.
  11. Ellos se (bañar) _________ 2 veces al día , por tanto calor.
  12. El niño (caminar)____________de la casa a la escuela todos los días.
  13. Vosotros (trabajar) _________________ para mí.
  14. Mi novio (tocar)_____________ 3 veces el timbre antes de entrar.
  15. La primavera (entrar) _____________ en marzo.
  16. Nosotros (hablar) _____________ 3 idiomas.
  17. Mi madre (cocinar)______________ muy rico.
  18. Ellos (tomar) ___________ mucha fotografías del parque.
  19. Vosotros (andar)________________ en bicicleta en sentido contrario.
  20. Mis amigas y yo (conversar)____________ mucho sobre lo que pensamos.
  21. Ellos no (aceptar)___________ un no por respuesta.
  22. Él (bailar)_____________ conmigo, todas las noches.
  23. Tú (cantar)____________ con mucho sentimiento.
  24. Ellos (entrar) _______________ al baño.
  25. Yo (aceptar) ____________ mis errores.
  26. Yo (andar) ___________ por la playa descalza.
  27. Nosotros nos (bañar) ___________________ en el mar.
  28. Ellas (hablar ) _______________ por teléfono todo el tiempo.

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Respuestas
  1. TRABAJO
  2. NADAS
  3. CANTAMOS
  4. BAILAN
  5. ESTUDIO
  6. COMPRA
  7. ACEPTA
  8. BUCEAN
  9. TOMA
  10. TOMO
  11. BAÑAN
  12. CAMINA
  13. TRABAJÁIS
  14. TOCA
  15. ENTRA
  16. HABLAMOS
  17. COCINA
  18. TOMAN
  19. ANDÁIS
  20. CONVERSAMOS
  21. ACEPTAN
  22. BAILA
  23. CANTAS
  24. ENTRAN
  25. ACEPTO
  26. ANDO
  27. BAÑAMOS
  28. HABLAN

The present tense / El presente

All Spanish verbs belong to one of three different classes, or conjugations, according to the ending of the infinitive, the verb form ending in _ ar, _ er or _ ir.


Each conjugation has its own set of endings that are added to the stem for the different persons of the verb.

HABLAR (to speak)                         COMER (to eat)                  VIVIR (to live)

hablo       i speak                        como         i eat                          vivo          i live

hablas      you speak                   comes      you eat                      vives        you live

               *formal you                                  *formal you                            *formal you
habla       he,she speaks             come         he.she eats             vive         he, she lives

hablamos   we speak                comemos    we eat                    vivimos      we live

hablan   you all,                        comen      you all,                    viven          you all,
             they speak                                      they eat                                       they live

Some commnon verbs


bailar         to dance                               correr       to run

ayudar      to help                                beber         to drink

caminar     to walk                            comprender      to understand

comprar     to buy                               vender          to sell

dibujar        to draw                            abrir           to open

estudiar       to study                            escribir        to write

trabajar        to work                         describir       to describe

viajar         to travel                         vivir               to live

nadar          to swim                         leer             to write

tocar        to play a musical instrument, to touch

aprender     to learn



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Cuento de Julio Cortazar "Casa tomada"


Casa tomada

[Cuento. Texto completo.]

Julio Cortázar


Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la más ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda la infancia.
Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella, lo que era una locura pues en esa casa podían vivir ocho personas sin estorbarse. Hacíamos la limpieza por la mañana, levantándonos a las siete, y a eso de las once yo le dejaba a Irene las últimas habitaciones por repasar y me iba a la cocina. Almorzábamos al mediodía, siempre puntuales; ya no quedaba nada por hacer fuera de unos platos sucios. Nos resultaba grato almorzar pensando en la casa profunda y silenciosa y cómo nos bastábamos para mantenerla limpia. A veces llegábamos a creer que era ella la que no nos dejó casarnos. Irene rechazó dos pretendientes sin mayor motivo, a mí se me murió María Esther antes que llegáramos a comprometernos. Entramos en los cuarenta años con la inexpresada idea de que el nuestro, simple y silencioso matrimonio de hermanos, era necesaria clausura de la genealogía asentada por nuestros bisabuelos en nuestra casa. Nos moriríamos allí algún día, vagos y esquivos primos se quedarían con la casa y la echarían al suelo para enriquecerse con el terreno y los ladrillos; o mejor, nosotros mismos la voltearíamos justicieramente antes de que fuese demasiado tarde.
Irene era una chica nacida para no molestar a nadie. Aparte de su actividad matinal se pasaba el resto del día tejiendo en el sofá de su dormitorio. No sé por qué tejía tanto, yo creo que las mujeres tejen cuando han encontrado en esa labor el gran pretexto para no hacer nada. Irene no era así, tejía cosas siempre necesarias, tricotas para el invierno, medias para mí, mañanitas y chalecos para ella. A veces tejía un chaleco y después lo destejía en un momento porque algo no le agradaba; era gracioso ver en la canastilla el montón de lana encrespada resistiéndose a perder su forma de algunas horas. Los sábados iba yo al centro a comprarle lana; Irene tenía fe en mi gusto, se complacía con los colores y nunca tuve que devolver madejas. Yo aprovechaba esas salidas para dar una vuelta por las librerías y preguntar vanamente si había novedades en literatura francesa. Desde 1939 no llegaba nada valioso a la Argentina.
Pero es de la casa que me interesa hablar, de la casa y de Irene, porque yo no tengo importancia. Me pregunto qué hubiera hecho Irene sin el tejido. Uno puede releer un libro, pero cuando un pullover está terminado no se puede repetirlo sin escándalo. Un día encontré el cajón de abajo de la cómoda de alcanfor lleno de pañoletas blancas, verdes, lila. Estaban con naftalina, apiladas como en una mercería; no tuve valor para preguntarle a Irene qué pensaba hacer con ellas. No necesitábamos ganarnos la vida, todos los meses llegaba plata de los campos y el dinero aumentaba. Pero a Irene solamente la entretenía el tejido, mostraba una destreza maravillosa y a mí se me iban las horas viéndole las manos como erizos plateados, agujas yendo y viniendo y una o dos canastillas en el suelo donde se agitaban constantemente los ovillos. Era hermoso.
Cómo no acordarme de la distribución de la casa. El comedor, una sala con gobelinos, la biblioteca y tres dormitorios grandes quedaban en la parte más retirada, la que mira hacia Rodríguez Peña. Solamente un pasillo con su maciza puerta de roble aislaba esa parte del ala delantera donde había un baño, la cocina, nuestros dormitorios y el living central, al cual comunicaban los dormitorios y el pasillo. Se entraba a la casa por un zaguán con mayólica, y la puerta cancel daba al living. De manera que uno entraba por el zaguán, abría la cancel y pasaba al living; tenía a los lados las puertas de nuestros dormitorios, y al frente el pasillo que conducía a la parte más retirada; avanzando por el pasillo se franqueaba la puerta de roble y mas allá empezaba el otro lado de la casa, o bien se podía girar a la izquierda justamente antes de la puerta y seguir por un pasillo más estrecho que llevaba a la cocina y el baño. Cuando la puerta estaba abierta advertía uno que la casa era muy grande; si no, daba la impresión de un departamento de los que se edifican ahora, apenas para moverse; Irene y yo vivíamos siempre en esta parte de la casa, casi nunca íbamos más allá de la puerta de roble, salvo para hacer la limpieza, pues es increíble cómo se junta tierra en los muebles. Buenos Aires será una ciudad limpia, pero eso lo debe a sus habitantes y no a otra cosa. Hay demasiada tierra en el aire, apenas sopla una ráfaga se palpa el polvo en los mármoles de las consolas y entre los rombos de las carpetas de macramé; da trabajo sacarlo bien con plumero, vuela y se suspende en el aire, un momento después se deposita de nuevo en los muebles y los pianos.
Lo recordaré siempre con claridad porque fue simple y sin circunstancias inútiles. Irene estaba tejiendo en su dormitorio, eran las ocho de la noche y de repente se me ocurrió poner al fuego la pavita del mate. Fui por el pasillo hasta enfrentar la entornada puerta de roble, y daba la vuelta al codo que llevaba a la cocina cuando escuché algo en el comedor o en la biblioteca. El sonido venía impreciso y sordo, como un volcarse de silla sobre la alfombra o un ahogado susurro de conversación. También lo oí, al mismo tiempo o un segundo después, en el fondo del pasillo que traía desde aquellas piezas hasta la puerta. Me tiré contra la pared antes de que fuera demasiado tarde, la cerré de golpe apoyando el cuerpo; felizmente la llave estaba puesta de nuestro lado y además corrí el gran cerrojo para más seguridad.
Fui a la cocina, calenté la pavita, y cuando estuve de vuelta con la bandeja del mate le dije a Irene:
-Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado parte del fondo.
Dejó caer el tejido y me miró con sus graves ojos cansados.
-¿Estás seguro?
Asentí.
-Entonces -dijo recogiendo las agujas- tendremos que vivir en este lado.
Yo cebaba el mate con mucho cuidado, pero ella tardó un rato en reanudar su labor. Me acuerdo que me tejía un chaleco gris; a mí me gustaba ese chaleco.
Los primeros días nos pareció penoso porque ambos habíamos dejado en la parte tomada muchas cosas que queríamos. Mis libros de literatura francesa, por ejemplo, estaban todos en la biblioteca. Irene pensó en una botella de Hesperidina de muchos años. Con frecuencia (pero esto solamente sucedió los primeros días) cerrábamos algún cajón de las cómodas y nos mirábamos con tristeza.
-No está aquí.
Y era una cosa más de todo lo que habíamos perdido al otro lado de la casa.
Pero también tuvimos ventajas. La limpieza se simplificó tanto que aun levantándose tardísimo, a las nueve y media por ejemplo, no daban las once y ya estábamos de brazos cruzados. Irene se acostumbró a ir conmigo a la cocina y ayudarme a preparar el almuerzo. Lo pensamos bien, y se decidió esto: mientras yo preparaba el almuerzo, Irene cocinaría platos para comer fríos de noche. Nos alegramos porque siempre resultaba molesto tener que abandonar los dormitorios al atardecer y ponerse a cocinar. Ahora nos bastaba con la mesa en el dormitorio de Irene y las fuentes de comida fiambre.
Irene estaba contenta porque le quedaba más tiempo para tejer. Yo andaba un poco perdido a causa de los libros, pero por no afligir a mi hermana me puse a revisar la colección de estampillas de papá, y eso me sirvió para matar el tiempo. Nos divertíamos mucho, cada uno en sus cosas, casi siempre reunidos en el dormitorio de Irene que era más cómodo. A veces Irene decía:
-Fijate este punto que se me ha ocurrido. ¿No da un dibujo de trébol?
Un rato después era yo el que le ponía ante los ojos un cuadradito de papel para que viese el mérito de algún sello de Eupen y Malmédy. Estábamos bien, y poco a poco empezábamos a no pensar. Se puede vivir sin pensar.
(Cuando Irene soñaba en alta voz yo me desvelaba en seguida. Nunca pude habituarme a esa voz de estatua o papagayo, voz que viene de los sueños y no de la garganta. Irene decía que mis sueños consistían en grandes sacudones que a veces hacían caer el cobertor. Nuestros dormitorios tenían el living de por medio, pero de noche se escuchaba cualquier cosa en la casa. Nos oíamos respirar, toser, presentíamos el ademán que conduce a la llave del velador, los mutuos y frecuentes insomnios.
Aparte de eso todo estaba callado en la casa. De día eran los rumores domésticos, el roce metálico de las agujas de tejer, un crujido al pasar las hojas del álbum filatélico. La puerta de roble, creo haberlo dicho, era maciza. En la cocina y el baño, que quedaban tocando la parte tomada, nos poníamos a hablar en voz más alta o Irene cantaba canciones de cuna. En una cocina hay demasiados ruidos de loza y vidrios para que otros sonidos irrumpan en ella. Muy pocas veces permitíamos allí el silencio, pero cuando tornábamos a los dormitorios y al living, entonces la casa se ponía callada y a media luz, hasta pisábamos despacio para no molestarnos. Yo creo que era por eso que de noche, cuando Irene empezaba a soñar en alta voz, me desvelaba en seguida.)
Es casi repetir lo mismo salvo las consecuencias. De noche siento sed, y antes de acostarnos le dije a Irene que iba hasta la cocina a servirme un vaso de agua. Desde la puerta del dormitorio (ella tejía) oí ruido en la cocina; tal vez en la cocina o tal vez en el baño porque el codo del pasillo apagaba el sonido. A Irene le llamó la atención mi brusca manera de detenerme, y vino a mi lado sin decir palabra. Nos quedamos escuchando los ruidos, notando claramente que eran de este lado de la puerta de roble, en la cocina y el baño, o en el pasillo mismo donde empezaba el codo casi al lado nuestro.
No nos miramos siquiera. Apreté el brazo de Irene y la hice correr conmigo hasta la puerta cancel, sin volvernos hacia atrás. Los ruidos se oían más fuerte pero siempre sordos, a espaldas nuestras. Cerré de un golpe la cancel y nos quedamos en el zaguán. Ahora no se oía nada.
-Han tomado esta parte -dijo Irene. El tejido le colgaba de las manos y las hebras iban hasta la cancel y se perdían debajo. Cuando vio que los ovillos habían quedado del otro lado, soltó el tejido sin mirarlo.
-¿Tuviste tiempo de traer alguna cosa? -le pregunté inútilmente.
-No, nada.
Estábamos con lo puesto. Me acordé de los quince mil pesos en el armario de mi dormitorio. Ya era tarde ahora.
Como me quedaba el reloj pulsera, vi que eran las once de la noche. Rodeé con mi brazo la cintura de Irene (yo creo que ella estaba llorando) y salimos así a la calle. Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada.
FIN
Texto extraído con fines didácticos de
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/cortazar/casa_tomada.htm

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El pretérito indefinido regular

Pretérito indefinido , conjugación verbos regulares

The preterite tense in Spanish is used to express actions that were completed in the past, and is often used to describe a specific action that took place at a definite time or for a definite duration in the past.


VERBOS EN AR

VERBOS EN ER

VERBOS EN IR

Yo

Él, ella, usted

Nosotros, nosotras

Vosotros, vosotras

Ellos, ellas, Uds.

Habl-é

Habl-aste

Habl-ó

Habl-amos

Habl-asteis

Habl-aron

Com-í

Com-iste

Com-ió

Com-imos

Com-isteis

Com-ieron

viv-í

viv-iste

viv-ió

viv-imos

viv-isteis

viv-ieron


Here are some examples of regular verbs in the preterite tense:

Ayer hablé con mi amigo por teléfono. (Yesterday I talked to my friend on the phone.)
El fin de semana pasado fuimos al cine. (Last weekend we went to the cinema.)
Ana comió una pizza para la cena. (Ana ate a pizza for dinner.)

There are several other uses of the preterite tense in Spanish:

1. To express a series of completed actions in the past: The preterite tense can be used to describe a series of events that took place in the past, such as a sequence of actions that were completed one after the other. 

For example: "Me desperté, me vestí, y salí de la casa" (I woke up, got dressed, and left the house).

2. To describe a sudden or unexpected event in the past: The preterite tense can also be used to describe an event that happened suddenly or unexpectedly, and had a clear beginning and end. 

For example: "De repente, comenzó a llover" (Suddenly, it started to rain).

3. To indicate the beginning or end of a past action: The preterite tense can be used to describe the start or end of a past action or event, such as 

For example :"Empecé a estudiar español hace tres años" (I started studying Spanish three years ago).

4. In addition, many words in Spanish are commonly used with the preterite tense. Here are a few examples:

Ayer (yesterday)
Anoche (last night)
La semana pasada (last week)
El mes pasado (last month)
Hace dos días (two days ago)
Una vez (once)
De repente (suddenly)
Entonces (then)
Por fin (finally)

Keep in mind that the context of a sentence and the speaker's intention can also affect the use of the preterite tense in Spanish.

Some verbs take on a different meaning when they used in the preterit tense or imperfect tense.

 Saber          Lo supe hoy                      I found out it today
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Conocer       Conocimos a Bill ayer         We met Bill yesterday
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Tener          Tuvo una idea                      He got an idea.
_________________________________________________________________

Poder          No pudimos hacerlo             We didn´t manage to do it
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Querer         No quisiste bailar               You refused  to dance.

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